lunes, 11 de abril de 2011

La parcela ( Análisis)

Por Oscar Gerardo Ávalos Serrano

La parcela de José López Portillo y Rojas

La relaciones de poder en las haciendas del siglo XIX

La Parcela es una novela que trata del conflicto entre dos hacendados, Miguel Díaz y Pedro Ruiz, por un trozo de tierra denominado “El monte de los pericos”. La novela incluye varias relaciones de poder: entre ambos hacendados, entre hacendados, caporales y peones, entre padres e hijos, que analizaremos en este artículo.

El papel de Miguel Díaz

Miguel Díaz alentado por su codicioso abogado Crisanto Jaramillo, ejerce su poder de forma explícita, injusta y arbitraria. Movido por la avaricia y la envidia invade las tierras de Pedro Ruiz, dejando a cargo del “Monte de los pericos” a cuatro de sus mozos.

Utiliza a su favor a la autoridad municipal a la que ha favorecido con sus votos, como expresa el narrador: “Don Santiago… estaba estrechamente unido a don Miguel Díaz, de quién recibía, siempre que el caso lo demandaba, poderoso contingente de votantes”

Soborna al juez para que dicte sentencia a favor suyo, como atestigua el texto: “- Por supuesto que habrá que gastar algún dinero en el juicio; de otra manera sería inútil emprenderlo. – Ya lo sé, señor licenciado… Estoy dispuesto a gastar hasta el último centavo de mi fortuna, por tal que mi compadre no se ría de mi”,

Pretende romper las relaciones de su hija Ramona con Gonzalo, el hijo Pedro Ruiz, imponiéndose a esta por la fuerza y el chantaje, como se puede apreciar en las palabras que dirige a su hija: “Has de hacer lo que te mando o nos van a oír los sordos. ¿Qué dices? ¿Me obedeces?

Evita a toda costa que se cuestionen sus decisiones, utiliza el dolo y la mentira para imponerlas y pretende hacerse “justicia” por propia mano.

El papel de Pedro Ruiz

Pedro Ruiz se muestra confundido por la conducta de su compadre Miguel y encuentra la manera de solucionar las cosas de modo pacífico y evitando la venganza. Como tiene documentos que avalan su propiedad del “Monte de los Pericos”, se aplica a interponer recursos legales.

Su relación con su hijo es de poder, pero también de mutuo afecto y respeto, como sugieren las palabras de Gonzalo: “Haré lo que ordenes, padre –dijo-, soy muy desventurado. Guíame tú, que me quieres y tienes calma y experiencia”.

Relaciones de los hacendados con su gente

Las relaciones entre los hacendados y sus caporales y peones, son de poder por parte de aquellos y dependencia por parte de estos.

Si bien no se aprecia abuso o maltrato de Pedro Ruiz con sus propios peones, ni con los de su compadre, sí lo hay de Miguel Díaz a los peones de su contrincante, como se aprecia en la orden para asesinar a Roque, uno de los caporales de su compadre: “(...) luego a la hacienda y escribió con precipitación una carta a don Santiago diciéndole: ‘Estoy resuelto, no hay más que tronarlo”.

El papel de la autoridad municipal

Santiago Méndez, quién sustenta la autoridad municipal, es un hombre corrupto que se pone a favor de Miguel Díaz porque le ha apoyado en su carrera política. Incluso lo induce a dar una orden escrita para aplicar la ley fuga a Roque, caporal de la hacienda de Pedro Ruiz: “Hombre, lo que se hace en tales casos es aplicar la ley fuga”.

Tiempo y espacio en la novela

La novela se desarrolla en una región cualquiera de México, a finales del siglo XIX. Las haciendas son el resultado del sistema colonial de las encomiendas, en las que los propietarios de tierras y ganados, lo eran también de sus peones. Puede considerarse este estado de cosas como una de las causas que provocaron la Revolución Mexicana, que reivindicaba el lema de uno de sus caudillos, Emiliano Zapata: “Tierra y libertad”.

Conclusión

La Parcela muestra diversas relaciones de poder, que en el caso de Pedro Ruiz es utilizado para beneficio de los demás, pero en el de Miguel Díaz se traduce en abuso y prepotencia.

El personaje de Miguel Díaz representa el modelo de autoridad que, al parecer, era más frecuente entre los hacendados, según había referido el mismo autor en su cuento “Nieves”: “Los hacendados suelen ser grandes y omnímodas potencias que quitan y ponen conforme a su antojo en los negocios de la localidad”

El personaje de Pedro Ruiz ejerce una autoridad benévola que resuelve favorablemente el conflicto de la novela y favorece la reconciliación con Miguel Díaz, cuando ya todo parecía perdido.

En esta obra José López Portillo y Rojas revela, por medio del lenguaje que utiliza, que el poder puede ser bien o mal utilizado y que, aunque aparentemente los que obran negativamente “ganan”, los que salvan la situación son los que obran de acuerdo a la justicia.

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